Mariví elige sus amistades

Y va este alegre soneto para concluir con las calaveras.


MARIVÍ ELIGE SUS AMISTADES

Otra soy que miré desprevenida
pasar los años y llegar la hora,
fui muchacha locuaz y fui señora
y nunca de mí misma consentida.

Vi pasar la esquelética avenida
como si yo no fuera perdedora
y advertí que ni siendo soñadora
podía librarme de la Mal Venida

de modo que acabé con mi esqueleto
bailando entre las llamas de la radio
y entrevistando momias y calacas.

En mi fuero interior me puse un reto:
sólo habrán de pasar por este estadio
las osamentas locas de las flacas.