De túnicas y desnudos

Ya, oigan; cómo son gachos: cómo nadie me advirtió que el poema que se oía ayer era el mismo del día anterior y no el que se estaba viendo. Qué les costaba mandar un mail durante el día para llamarme la atención. Y es que, claro, las prisas ya se sabe que son malas amigas y desarticulan las mejores intenciones. Hasta las ocho de la tarde (en México se dice de la noche porque ya está oscuro) me di cuenta. Yo creí que había cumplido cabalmente con mis obligaciones bitacorales y me fui al hospi tan campante después de haber regresado del ambu, en donde me aumentaron levemente la dosis de anticoagu.

Ya en la quimio me pusieron la nueva fórmula, que seguramente debe provenir de la sabiduría de los druidas celtas que cortaban el muérdago con la hoz de oro en las noches de luna llena, y en las madrugadas de neblina templada de julio y agosto lo mezclaban con espliego (RAE: del lat. spicum, espiga; de muérdago no viene nada de etim.), hacían luego un fuego para sahumarlo y bailaban y convidaban a bailar a las chicas de la zona al calor de la lumbre y meditaban, mientras los bardos preparaban las palabras y el arte de juntarlas con que los maestros potenciarían ambas plantas para que cumplieran sus funciones de magia y embeleso que acabarían produciendo con el tiempo los anticancerígenos del Siglo XXI con que me andan salvando la vida. O algo así: se non è vero è ben trovato.

Y yo mareando la perdiz con estas visiones intelectuales de la historia de la medicina, sin decir de mi entusiasmo por el performance fotográfico de Tunick. Hubiera querido regresar el tiempo y que estuviera ocurriendo cuando fui director de cultura de la ciudad de México y propuse que convirtiéramos el Zócalo, de lugar de manifestaciones de protesta y exhibiciones de poder político en el centro cultural más importante de América Latina. La plaza de donde nos echaron los soldados a bayoneta calada en el 68. Y lo logramos. Pero seguramente lo pienso por vanidad; lo verdaderamente importante es que haya ocurrido. Que me vengan a decir a mí la quisicosa de que los mexicanos son mojigatos gracias a la herencia de la Colonia y a la profunda religiosidad, que la moralina de la iglesia católica tiene gran influencia, cuando ya vimos el poco efecto que tuvieron todas sus estrategias para impedir la legislación sobre el aborto que tanto debe enorgullecernos por lo que tiene de amor a la vida y de respeto al cuerpo. No deja de ser paradójico que este desvestimiento masivo lo haya hecho un señor que se llama Tunick, el señor Túnica. Mi aplauso político al señor Rivera que desmintió (se ha de haber tenido que morder un codo) la ristra de excomuniones que habían enhebrado, dicen que en su ausencia, pero desde la invención del teléfono celular y el correo electrónico, la ausencia se quedó sólo como tema de bolero. Por fortuna entendieron el coscorrón de la sociedad mexicana y no dijeron que los encuerados frente a la Catedral se van al infierno.

Que es otro asunto que me tiene en ascuas. Por fortuna renuncié como practicante y creyente religioso desde la adolescencia y he ido consolidando a lo largo de mis años mi idea de la vida y de la muerte sin necesidad de esos recursos, pero eso no quiere decir que culturalmente pueda ser ajeno a ellos: Juan Pablo II, desde la infalibilidad papal, clausuró el Infierno con el argumento de que cada uno vivíamos el propio infierno de la culpa, o algo así, de modo que Dante se anduvo paseando por los tiraderos de basura del bordo de Xochiaca de su época refocilándose en sus propias culpas y creía que andaba en los avernos; Benedicto XVI, desde la infalibilidad papal, acaba de reinaugurar los salones del Infierno a cambio de la clausura del Limbo, y Dante está en un psiquiátrico tratando de que le expliquen de dónde sacó a Virgilio para que le hiciera el tour. ¿Pues qué tienen estos infalibles en contra del Dante?

2 comentarios:

SOL dijo...

jajajajajajjaja.... Hubiera sido padre que los cuerpos estuviesen en direction de la catedral posicionados en cada una de las entradas.
Por el cuerpo de cristo.. amen :)

Sol con stress de examenes.

Anónimo dijo...

Borra mi mensaje anterior. Por fin encontré en "Imagen" el cactus florecido!! es una belleza y es un buen augurio de que la vida renace pese a las vicisitudes.