Otra visión

Quiero cambiar la tónica de mis palabras; he estado demasiado grandilocuente. Es natural: el mar arrastra. Pero quisiera regresar a mi sencillez cotidiana. Volver a preocuparme por las cosas ordinarias. Ayer cayó estrepitosamente el número de visitantes del blog. Es natural, llegamos a la mitad de julio y toda España está de vacaciones. Y el resto de Europa también. De aquí hasta la mitad de septiembre va a costar trabajo remontar el marcador. Me sorprendió el descenso en América, pero ya pensaré por qué. Era fin de semana; también eso ayuda. Y quizás una influencia involuntaria: si el propio autor anda paseándose por qué hemos de aplicarnos a la lectura de su bitácora; total, para que nos endilgue sus arrebatos líricos.

Según nosotros, cambiamos de orientación ayer al paseo; vamos al pueblo de Altea, a la parte vieja, porque toda esta novedad inmobiliaria impone una visión del mundo que no parece estar muy apegada ni a la tradición ni a las maneras de vivir que han sobrevivido a los tiempos. Ay, amigos, qué chasco. Conforme se avanza hacia el centro, hacia la iglesia y la Plaza, se va uno encontrando con un mundo cada vez más irreal y escenográfico: todo está dispuesto para el consumo de los turistas; cada casa antigua se vende, se alquila o es ahora una boutique de ropa de verano, de artesanías sin pasado, de arte sin futuro, de souvenirs sin imaginación ni originalidad, o restaurante de pizzas o de nueva cocina de diseño. Preciosas las calles y las casitas, todas pintadas de blanco, con sus balcones de herrería con malvones rojos y diseños de casa de gnomos. Muchas ventanas abiertas para lucir el decorado de quienes viven de su jubilación y se dedican a presumir su gusto ante la vista de los que pasan. Claro que esto dura sólo el verano; el resto del año deben salir los habitantes de siempre y hacer una vida más cierta.

Pero bueno, como el mundo ya no es lo mismo, seguramente hoy lunes será distinto; estará abierto el comercio ordinario; la gente trabajará; habrá mercado; en alguna parte las cosas serán ciertas. Los turistas en la playa y en la calle la gente verdadera. Nosotros pensamos estar dos o tres días más por estas tierras y regresar a casa; dicen que en Madrid está haciendo una ola de calor muy desagradable, así que vale más la pena que nos entretengamos aquí que hay brisa y está de lo más gratificante el vientecillo que sopla el mar. No tengo ningún requerimiento médico que atender y estoy pasando a un estado de bienestar muy promisorio. Me faltan una o dos aplicaciones de quimioterapia antes de que el médico la suspenda y veamos la evolución del tumor. Me fatigo menos y tengo ganas de caminar y de hacer cosas. Hay que aprovechar.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, Alejandro, a mí me pasa lo mismo, las visitas a mi blog caen por todos lados, No hay que darle mucha importancia. Yo he notado que disminuyen los fines de semana y en verano, claro, cuando acaba el curso escolar, mucha gente que busca noticias de libros o de datos no entra en mi blog, y luego en Europa, las vacaciones...
No te preocupes mucho. Conozco blogueros que se obsesionan, que incluso saben quién es cada uno, de dónde vienen, se preocupan por qué no comentan, etc...Puede llegar a ser malsano. Yo miro las estadísticas globales y claro que pienso sobre ello, pero procuro no darle importancia.
Por cierto que yo te visito cada día, aunque no siempre comente, y lo hago con el mismo placer con que me tomo mi cafecito con leche todas las mañanas. Un saludo y que siga la feliz estancia.