Injurias a la Corona
No tengo, como mexicano que soy, un vínculo de reconocimiento ancestral de la monarquía sino, por el contrario, de rechazo a la jerarquización que deja en los linderos de lo divino a unos cuantos mientras califica a todos los demás de simples mortales. En España, hay que decirlo, la familia real se ha portado de manera ejemplar; el rey Juan Carlos ha sido un jefe de estado muy formal, discreto y cumplido y ha avalado oportunamente la democracia constitucional que rige al país, y su familia ha sido de lo más serio que puede pedirse a quienes podrían disfrutar de los placeres de la frivolidad económica y social que se derivan de pertenecer a esa escandalosa minoría de las monarquías europeas. Para decirlo breve: me caen bien y me merecen todo el respeto el Rey, la reina, sus hijos y sus nietos. Felipe parece un hombre esforzado en constante preparación rigurosa para asumir, cuando le toque, la responsabilidad de dirigir el estado español.
Pues resulta que hay un escándalo porque una revista de humor publicó en su portada una caricatura en la que está Felipe follando con Letizia, su legítima esposa, con la que tiene ya dos hijas -lo que quiere decir que el ejercicio no les es ajeno-, mientras comenta que los 2,500 € que el gobierno ha ofrecido por cada hijo que se tenga harán que lo que están haciendo sea lo más parecido a trabajar que haya hecho en su vida. A lo que un juez respondió mandando secuestrar la edición de la revista en todos los puntos de venta por agravio e injurias a la Corona y que ayer el fiscal general de la nación haya avalado la decisión del juez. Un escándalo mayúsculo. La libertad de expresión en el centro del debate frente al control de la opinión pública por parte del estado.
Al caricaturista le parece que el Príncipe de Asturias es un ciudadano como cualquiera que debe pedir su estipendio por tener hijos y a los guardianes de la Casa Real les parece que las personas a quienes resguardan no pueden ser tocadas con la bajeza de lo humano y la ruindad de los actos e intereses cotidianos. Piensan también que la desnudez de los personajes –como si no se asoleara todo el mundo desnudo en las playas, y que no es fotografía sino caricatura- es ofensiva y más el acto reproductorio en que están retratados, cuando han hecho motivo de divulgación el embarazo y alumbramiento de las hijas, aunque hay que reconocer que han sido enormemente discretos en todo lo que atañe a la chismografía que pudiera haber circulado en torno a estos hechos.
Ya veremos cómo evoluciona el caso porque tiene que ver con lo profundo del alma española actual. En ese debate entre el pasado franquista que defiende el PP, cada vez con más radicalismo (y en este caso, sectores activos en la administración pública), y la modernidad europea que intenta representar el actual gobierno (aunque caras vemos), yo me pronuncio a favor de la libertad de expresión. Con todo lo respetables que me parecen los personajes, como ya dije, creo que también es respetable el dibujante que hizo la portada de la revista, me guste o no, y su personal visión de la política real. Y oportuno, porque ha multiplicado por miles a los interesados en el tema. A ver cómo reaccionan el gobierno y el partido en el poder. Veremos si da para más.
2 comentarios:
yo no estoy para nada de acuerdo, y no es por defender a la casa real, que ha decir verdad no me parece necesaria, pero ese no es el caso, el caso es la interpretación que se le da a la mal llamada "libertad de expresión" ¿se puede insultar libremente?, ¿por qué?, ¿qué le han hecho esa "familia", que al fin y al cabo son ante todo eso, una familia, a la revista en cuestión?, ¿por qué no sé fotografía el director de la revista con su pareja y se muestra en portada?, libertad de expresión, libertad de conveniencia, todo sea por el euro, todo por el cochino dinero, así nos va, que estamos convirtiendo todo esto en una pradera repleta de hienas y chacales y donde el respeto por los demás es lo que menos importa, así nos va, así nos va.
y perdón por las faltas de ortografía.
¿Quieres añadir algo más?