Fiesta tras fiesta
Pasada la euforia de las celebraciones habría que ponerse a ordenar la casa pero no puede uno distraerse en disciplinas domésticas cuando tiene que enfrentarse en el palenque con un gallo de muchos espolones o en el circo con los gladiadores. Es un decir, claro, porque ni nos vamos a dar de mandarriazos ni la gente espera en el acto de esta noche sangre y mutilaciones sino pasar un rato a gusto oyendo a dos poetas leer sus poemas que dizque sin solemnidad ni prosopopeya. La proposición es buena: vengan al Buenavistilla esta noche porque Julio Trujillo y mi menda vamos a leer poemas de nuestra variada y rica producción. Como no nos hemos puesto de acuerdo en nada, es muy probable que ocurran cosas inesperadas: saldrán los nabos y las zanahorias que teníamos en el fondo de la canasta del mandado; saldrá el papel de estraza con que envolvimos el cuarto y medio de lentejas; saldrá el lustre recortado de nuestras aspiraciones heráldicas asomando por una esquina del folder y el acompasado tuntún de una noche en que nos quedamos dormidos oyendo la gota solitaria y repetida del aburrimiento. O vaya usted a saber qué sorpresas deparen.
Lo que sí sabemos es que habrá un rato de palabras alternadas, que cada uno, cuando le toque, sacará a relucir un poema completo o dos, o tres, y luego el otro hará lo propio, y todos, poetas y no, buscaremos tener a la mano un vaso con cerveza, con vino, con tequila o con algún otro vehículo de estos que lo llevan a uno estar bien a gustito, y que cuando parezca prudente detenerse, lo haremos, porque habrán quedado ya muchas palabras guardadas en los bolsillos que tenga el chaleco del corazón de la noche, mandado a hacer a la medida de los asistentes, y entonces empezará la otra parte de la fiesta: Fernando del Castillo se acordará de las canciones que suelen desplegarse en sitios y ocasiones como esta y Toya, que las conoce todas, le hará las réplicas con la guitarra.
Así que no está tan fácil ponerse a hacer el recuento de la fiesta pasada; sólo les digo que quedamos exhaustos, que vinieron muchos más de los que esperábamos; que contábamos con ser diez mil ayer por la noche o esta mañana y en la madrugada de ayer mismo nos dieron por sorpresa la serenata, se sentía el gentío de aquí hasta allá; todo el día siguieron llegando y pasando ojos por los salones de la página; había un revuelo y una barahúnda mayúsculos. Ocurrió de todo y todos participaban con júbilo entusiasta. No nos queda más que decir que estamos muy contentos y muy agradecidos, que una y otra vez hemos levantado nuestras copas y brindado; tenemos tintineo de cristales rondando por todo el blog. ¡Qué semana!
1 comentarios:
Estimado Alejandro :)
No te imaginas el gusto que me dá encontrarte por estos lares cibernéticos. Tal vez no recuerdes quién soy pero si te digo algo sobre la Mandrágora, te sonará de algo? De aquella revista que intentaba abrirse hueco entre tanto literatura formal tocando temas como el terror, el género negro y la fantasía?
Pues yo soy una de las mentadas editoras, jejeje, sólo que ahora vivo en el otro lado del Atlántico y casualmente al actualizar mi blog (esta mañana de aquí, madrugada de allá) encontré que tú también habías actualizado el tuyo, de verdad: qué gustazo!!!!!
Felicidades y suerte, espero podamos estar en contacto.
Un abrazo,
Macarena
(Mac)
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