Lluvia
A este poema le pasa en lo gráfico lo mismo que al de ayer; ya lo arreglaremos, y ya se oirá. Así como hay unos del mar, éste es de tierra, aunque tenga tanta agua. Su asunto es el origen y el destino del amor.
LLUVIA
Y luego
abres la ventana.
Está lloviendo
desde la última vez
a gotas gruesas,
infrecuente gesto de la lluvia.
Pero está todo más mojado que una sopa:
allí está mi memoria naufragando,
allí el efecto líquido
se escurre
por una grieta
imperceptible
que se lleva el amor
a un depósito de abajo
en donde la tierra lo guarda
para usarlo un día.
Allí la empapada piedad
que navega guanga
en un lodito,
¡cómo llueve!
Se van a secar los ojos
que estaban esperando
algún motivo serio. Sustituidos.
Sólo llueve.
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