El arcano de Moaa

En la columna del lado izquierdo de la página hay un contador de visitas (al que todo mundo puede acceder); yo lo veo con frecuencia para saber cuántos lectores entran cada día y de dónde son, porque además del número tiene un mapamundi que da la localización geográfica, y eso es la mar de divertido. Hay un lector en Galicia al que este servicio ubica en un sitio enigmático y misterioso, con un nombre que me hizo pensar en países ficticios, en entidades geográficas inexistentes en la vida real pero producidas por imaginaciones pródigas y erráticas como la de Lovecraft: Moaa. Imposible preguntarle al tío Google porque se remite a lo que sabe y me manda a Military Officers Association of America y estoy seguro de que semejante organización no puede estar en Galicia y si estuviera no creo que fueran lectores de mi bitácora. Recurro entonces al rupestre recurso de revisar el mapa de España que tengo adosado a la pared, pero con el gesto escéptico de quien sabe que no va a encontrar nada parecido. Pues me equivoqué, sí hay algo parecido pero se tiene que acudir a esas guardadas dotes de detective que todos atesoramos ocultas en los pliegues de nuestro misterio personal: claro, tanto el contador de visitas como Google usan el idioma inglés y por supuesto carecen del privilegio de conocer la divertida y utilísima eñe, por lo que simplemente la omiten como si se tratara de una humilde hache muda; el lugar es Moaña, en la ría de Vigo. De todos modos me quedé pensando quién puede ser el incógnito lector de un lugar que pasa a los mapas en inglés con ese inquietante nombre; algo se le ha de pegar.

Ya sé que es sábado, ya sé que es de los días más flojos en el blog, y peor porque empieza la Semana Santa y las aguas de la rutina están todas revueltas y todos andan con la cabeza en otra cosa y los trebejos junto con la atención en las maletas, ya sé que habrá pocos lectores pero me comprometí a publicar un poema diario y hoy toca "Despedida", con el que casi se cierra "Se está tan bien aquí"; digo casi porque mañana hay un colofón y ese sí será la última página. Todavía no he pensado con qué empezar el lunes pero como también son vacaciones creo que buscaré algo que no me comprometa a una continuidad extensa como un libro de poemas. Estén pendientes; digo, los que vayan a estar. La ventaja es que uno, entre cuando entre, puede ver todas las páginas anteriores que le falten.

Yo aquí voy a estar como esas madres sufridas: anden, hijitos, diviértanse ustedes que pueden, vayan y gocen de la vida, yo aquí voy a estar por si se les ofrece algo, porque pues yo qué, yo de todos modos tengo que estarme quieto cuatro o cinco días mientras el medicamento actúa. No se les olvide, si se sienten tristes, si las vacaciones no son lo que esperaban, si extrañan la casa, aquí voy a estar, ni a la esquina salgo.


DESPEDIDA

Así pues, hay que en algún momento cerrar la cuenta,
pedir los abrigos y marcharnos,
aquí se quedarán las cosas que trajimos al siglo
y en las que cada uno pusimos nuestra identidad;
se quedarán los demás, que cada vez son otros
y entre los cuales habrá de construirse lo que sigue,
también el hueco de nuestra imaginación se queda
para que entre todos se encarguen de llenarlo,
y nos vamos a nada limpiamente como las plantas,
como los pájaros, como todo lo que está vivo un tiempo
y luego, sin rencor, deja de estarlo.

¿Se imaginan el esplendor del cielo de los tigres,
allí donde gacelas saltan con las grupas carnosas
esperando la zarpa que cae una vez y otra y otra,
eternamente? Así es el cielo al que aspiro. Un cielo
con mis fauces y mis garras. O el cielo de las garzas
en el que el tiempo se mueve tan despacio
que el agua tiene tiempo de bañarse y retozar en el agua.
O el cielo carnal de las begonias en el que nunca se apagan
las luces iridiscentes por secretear con sus mejillas
de arrebolados maquillajes. El cielo cruel de los pastos,
esperanzador y eterno como la existencia de los dioses.
O el cielo multifacético del vino que está siempre soñando
que gargantas de núbiles doncellas se atragantan y se ríen.

Lo que queda no hubo manera de enmendarlo
por más matemáticas que le fuimos echando sin reposo,
ya estaba medio mal desde el principio de las eras
y nadie ha tenido la holgura necesaria para sentarse
a deshacer el apasionante intríngulis de la creación,
de modo que se queda como estaba, con sus millones,
billones, trillones de galaxias incomprensibles a la mano,
esperando a que alguien tenga tiempo para ver los planos
y completo el panorama lo descifre y se pueda resolver.
Nos vamos. Hago una caravana a las personas
que estoy echando ya tanto de menos, y digo adiós.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No se desanime. Hay otros que tampoco salimos de vacaciones. Y entrar a su blog, aunque no firmemos, es como entrar a su casa,y deleitarnos con sus palabras.

Alejandro Aura dijo...

Gracias, Sandra. Tienes toda la razón, hay que echarle valor. Y luego, si lo pensamos bien, las vacaciones tampoco son la gran cosa, tienen sus asigunes.